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El debate público

Desencuentro en el espacio público

 

 

 

 

 

 

 

María Marván Laborde

Excélsior

19/10/2017

La democracia se construye a partir de la convergencia de diversas posturas con respecto a los temas del gobierno, del Estado y del poder político. La libertad de expresión es esencial en los gobiernos democráticos y en ello los medios de comunicación juegan un papel fundamental

a opinión pública requiere de libertad y pluralidad, el diálogo surge de la confrontación de las ideas. La deliberación se construye en el espacio público, donde el encuentro de paradigmas y posturas se pone a prueba a través de conversaciones abiertas y respetuosas. Leonardo Morlino propone como parámetro de la densidad democrática en un determinado país la fortaleza de la opinión pública, la variedad de medios de comunicación, los enfoques diversos y la concurrencia de ideologías disímbolas que se hablan en la búsqueda del interés general.

Sin embargo, los medios de comunicación, a pesar de ser muchos y sostener perspectivas distintas, pueden convertirse en espacios de desencuentro, favorecer la polarización y renunciar a propiciar una conversación pública. El diario The New York Times dio a conocer la semana pasada un estudio de opinión sobre las marcas que generan posturas más encontradas entre los estadunidenses (https://www.nytimes.com/interactive/2017/10/11/upshot/trump-nfl-polariza…).

Encabezan la lista los hoteles Trump, lo que podría ser anecdótico si su dueño no fuese el Presidente de Estados Unidos. Con excepción del séptimo lugar ocupado por la National Football League (NFL), entre el segundo y el décimo lugar de las marcas más polarizantes son los medios de comunicación más importantes: CNN, NBC News, The New York Times, MSNBC, Fox News, ABC News, HuffPost y CBS News. Es menester reconocer que la liga de futbol americano está aquí por la protesta política de algunos jugadores y la virulenta reacción en contra del Presidente.

Unos conservadores, otros liberales, unos republicanos, otros demócratas, todos radicalmente amados u odiados. ¿Qué sucede cuando el espacio público es movido por una fuerza centrífuga que aleja las posturas hasta el punto de convertirse en factor de desentendimiento? Voces que convergen en una disonante cacofonía que impiden la comunicación.

A decir de los expertos, las redes han propiciado una comunicación fraccionada por los poderosos algoritmos que seleccionan para nosotros lo que nos gusta. Esto ha potencializado el vaciamiento del espacio público. A pesar de la pluralidad de la oferta, sólo prestamos oídos a lo que nos complace, a lo que nos reafirma. Oímos selectivamente lo que queremos, lo demás desaparece porque nos genera rechazo.

Mal habla de la calidad de la democracia la dificultad de los medios de generar puntos de encuentro. Al parecer, muchos medios de comunicación en una sociedad libre sólo son condición necesaria, pero no suficiente, para robustecer la vocación democrática de la sociedad, de los medios y, sobre todo, de la política.

Triste momento cuando un Presidente renuncia a su obligación de acercar posturas, de hacer política. Pienso en Trump y los demócratas, pienso en Rajoy y en Puigdemont y pienso, desde luego, también en Peña Nieto, que ya desistió de encabezar la discusión para la construcción de la nueva Fiscalía que prometió en su Pacto por México.

La sorpresiva renuncia de Raúl Cervantes a la Procuraduría General de la República puede, como él lo dijo en su breve y sustancioso anuncio, abrir la posibilidad de replantear integralmente la procuración de la justicia en México a través de la creación de una nueva institución. Pero, ante la oportunidad, el Presidente dice, como dijo uno de sus procuradores, ¡ya me cansé!

El próximo 25 de octubre de 2017, el Centro de Investigación y Docencia Económicas y el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM presentarán un estudio diagnóstico sobre las múltiples falencias de la actual PGR. Los colectivos #PorUnaFiscaliaqueSirva y #VamosPorMás, que reúnen a más de 300 organizaciones de la sociedad civil, han trabajado en un dictamen que daría viabilidad a una nueva institución. Pero el país está demasiado polarizado para intentar nada. Ya no hay quien quiera asumir la responsabilidad de acercar posturas.