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El debate público

El terreno que deja el Aeropuerto

Ricardo Becerra

La Crónica 

23/04/2017

Hay un proceso abierto, una experiencia inédita en la Ciudad de México, y creo que también inédita en el país: el carácter abierto de una propuesta para un gran cambio urbano. Ninguna otra experiencia que haya implicado una transformación de enormes dimensiones (710 hectáreas en el terreno que ocupa hoy el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México).

Esta experiencia ha comenzado escuchando a los ciudadanos, a las universidades, a los urbanistas, arquitectos, gremios, autoridades de distinto nivel y demás interesados en un cambio que promete cambiar la forma en que se planean y ejecutan los proyectos en la urbe.

La “Opinión de la Ciudad” es, sobre todo, un ejercicio de escucha, una manera de tomar el pulso de los habitantes, así como de los expertos, de los gobernantes como de las empresas para procurar una síntesis de visiones, previsiones, intereses y aspiraciones en nuestra ciudad.

La primera entrega –informe que ocurrió hace un año– suscitó un saludable debate sobre el cambio urbano y los más graves problemas que enfrenta nuestra capital, especialmente el problema del agua; pero también despertó la imaginación, el interés genuino y las energías que son necesarias para pensar el futuro. En aquella primera entrega, ofrecimos una lectura constitucional, jurídica, sobre la naturaleza del terreno; una visión de la escala del proyecto, y los resultados de una primera encuesta abierta a todos los ciudadanos de la capital. El testimonio directo de cientos de colonos que viven alrededor del AICM y una conclusión fundamental sobre el agua, el ciclo hidrológico y la oportunidad que nos brinda un proyecto de tal naturaleza. El reciclaje del aeropuerto actual hacia una reconciliación de la ciudad con la lluvia, el agua y lo que fue su enorme lago.

Está por presentarse un nuevo estudio en seis partes:

1) La historia económica y social de la zona aledaña al aeropuerto después de la crisis financiera y hasta nuestros días. Una micro-historia económica a lo largo de 10 y hasta 20 años.

2) Una descripción del suelo que alguna vez ocupó el Lago de Texcoco y una propuesta multidisciplinaria para comenzar a corregir un error que lleva entre nosotros —ya— 500 años: el haber roto el ciclo natural del agua en el Valle de Anáhuac.

3) La ciudad quiere entender y asumir lecciones útiles de otras grandes ciudades del mundo, para abordar otro tema crítico: la movilidad como factor de cambio y de mejora urbana en espacios muy amplios. Londres y Bogotá —ciudades muy distintas— nos informan lo que debe y lo que no debe hacerse en un cambio urbano enorme.

4) Otro aspecto central es el financiamiento del cambio urbano. Y la institución más prestigiosa del mundo, experta en el estudio de los precios del suelo y del financiamiento del desarrollo urbano, presenta el futuro: las nuevas herramientas que financian la planificación y la recuperación del valor de la tierra y el cambio deseable en el uso del suelo. Este capítulo es especialmente importante para los debates por venir, y constituye toda una guía práctica para los años inmediatos, tras la puesta en vigor de nuestra nueva Constitución de la Ciudad de México, en el año 2018.

Esta es una discusión cardinal. Probablemente el desarrollo del terreno que deja el aeropuerto sea la última oportunidad para ordenar el territorio de la ciudad a gran escala. Una oportunidad que se le presenta a las grandes ciudades no a la cuenta de años, no en un periodo que se cuenta por décadas, sino por siglos. La reconversión del actual aeropuerto afectará o beneficiará directamente a 3.5 millones de capitalinos todos los días, y configura un proyecto histórico tan importante como lo fue la Ciudad Universitaria en el siglo XX o el Tajo de Nochistongo en el siglo XVII, ese impresionante paso montañoso, artificial.

El gobierno de la ciudad, el jefe de gobierno y el Consejo Económico y Social de la Ciudad tienen lista una segunda entrega para consolidar los principios del cambio, exponer públicamente, actuar con transparencia y, sobre todo, ofrecer elementos, datos, evidencias, para un debate bien informado sobre lo que puede ser el mayor de los logros urbanos de la ciudad en el siglo XXI.

Atentos.