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El debate público

La mariguana y la esquizofrenia gubernamental

Jorge Javier Romero Vadillo

Sin embargo

17/03/2016

Entre los tópicos que suelen repetirse sobre los males que provoca la mariguana está el de que es causa de sicosis, sobre todo de esquizofrenia. Los estudios más serios, sin embargo, no establecen una relación causal clara; la conjetura más sustentada sugiere que en las personas con propensión a la enfermedad, la mariguana puede ser un detonante de los síntomas, pero no su causa. Sin embargo, el debate sobre la necesaria regulación de la cannabis provocado por el fallo de la Suprema Corte de noviembre pasado sí le ha desatado un episodio de esquizofrenia al Gobierno federal, sin duda latente en una coalición tan diversa como las que tradicionalmente ha formado el PRI para gobernar a lo largo de su historia.

La esquizofrenia del Gobierno se ha manifestado en un desdoblamiento en tres personalidades distintas. Por un lado, alentado por las declaraciones presidenciales en contra de una posible legalización de la mariguana, el Comisionado Nacional contra las Adicciones, el médico–policía Manuel Mondragón y Kalb, ha salido, cual Júpiter tronante, a declarar una y otra vez que el no quiere un país de mariguaneros, que levantar la prohibición aumentaría exponencialmente la adicción y crearía un problema inmanejable para los servicios de salud. En un último estallido de su furia prohibicionista, el policía–médico se sentó con lo más rancio del clericalismo en una reunión de la Unión Nacional de Padres de Familia e hizo un discurso plenamente coincidente con los dichos del Cardenal Norberto Rivera.

Mondragón adelantó las conclusiones esperables, desde su perspectiva, del supuesto debate sobre el uso de la mariguana organizado por el gobierno. El Comisionado está seguro de que no se aceptará la legalización de la cannabis en México. “No creo que se dé, bajo ningún concepto”, afirmó, y legitimó su posición diciendo que el 80 por ciento de la población está en contra de que se legalice la mariguana porque “no queremos un país de adictos”. Después se sacó del quepí supuesta información sobre condados de Colorado donde se están pagando las consecuencias de haber legalizado la mariguana. La información fragmentaria y falaz como recurso de birlibirloque.

El episodio sicótico del Comisario Mondragón contrasta con la audacia del Secretario de Gobernación que ha manifestado al menos en dos de sus discursos en los foros de debate su crítica a la política de drogas imperante. Primero, en Ciudad Juárez, se pronunció por descriminalizar efectivamente a los usuarios y criticó implícitamente la llamada Ley de narcomenudeo, con su ridícula tabla de umbrales de tolerancia para el consumo personal; después, en Saltillo, planteó claramente el fracaso de la guerra contra las drogas basada, según su dicho, en un mal diagnóstico y en una estrategia equivocada. Peor que las drogas, dijo, han sido las malas políticas de drogas.

El Secretario Osorio fue mucho mas tibio y ambiguo en el foro del martes pasado en Guadalajara, pero ahí otro priísta del círculo cercano al gobierno rompió lanzas contra la prohibición. El Gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval, dijo sin ambages que la producción, venta y distribución de mariguana deberían ser regidas por las leyes del Estado. “En el gobierno de Jalisco lo decimos claro y contundente: sí a la despenalización del uso de la mariguana, sí al respeto a la voluntad de las personas”, afirmó en claro respaldo al fallo de la Corte en el caso SMART. Se trata del segundo Gobernador del PRI que se manifiesta por un giro radical de la política de drogas, después de las declaraciones del Gobernador Astudillo, de Guerrero, que planteó la legalización de la producción de amapola en su estado para satisfacer la demanda nacional de opiáceos para su uso como medicinas esenciales, hoy insatisfecha por las restricciones internacionales a la importación.

La tercera personalidad del gobierno respecto a la política de drogas se manifestó también el martes en Viena, en la reunión preparatoria del período extraordinario de sesiones de la Asamblea General de la ONU sobre el problema mundial de las drogas, que se llevará a cabo dentro de un mes en Nueva York. Ahí el Subsecretario para asuntos multilaterales y derechos humanos de la Cancillería mexicana presentó una posición blandengue, por decir lo menos. Puras generalidades que hubieron sido avanzadas en la UNGASS de 1998, pero que hoy resultan anacrónicas y contrastan con la claridad de la posición del ministro colombiano de Justicia y del Derecho, Yesid Reyes, quien afirmó en la misma reunión que “sería una locura mantener inalterada la política actual contra las drogas, pensando que a través de ella vamos a obtener mejores resultados que los hasta ahora alcanzados”.

Las múltiples personalidades del Gobierno en este tema quisieran satisfacer a todos los gustos. Como aquel personaje de Woody Allen, Zelig el camaleón humano, la posición de la administración de Peña parece mimetizarse con el público que la escucha: con los clericales, estulticia moralizante; de cara a la galería, reformismo impreciso; ante los halcones de la ONU, tibieza acobardada. Mientras, los estragos de una política fallida siguen dejando muertos y arruinando la vida de los consumidores encarcelados sólo por poseer una sustancia, sin haber cometido ningún otro delito. En la UNGASS 2016, convocada a instancias de México junto con Colombia y Guatemala, lo más probable es que simplemente se haga el ridículo.

Por cierto, las declaraciones del Secretario Osorio Chong en Juárez y Saltillo llevaron a que atemperara mi escepticismo respecto a los foros organizados por el gobierno y a que aceptara participar en el del martes pasado en Guadalajara. Sin embargo, comprobé que en realidad ahí no se está dando ninguna discusión sustantiva y que, como en los antiguos foros del IEPES de la época clásica del PRI, ahí va cada loco con su tema y lo único relevante es lo que declare el Secretario de Gobernación en la ocasión. Ni siquiera los dichos del Gobernador Sandoval tuvieron una repercusión importante ante lo que parece un cerco mediático de la propia secretaría en torno a lo que ahí se plantea, que por lo demás es mera repetición de lo dicho una y otra vez, sin filtro alguno sobre la seriedad de quienes exponen. Ayer, por ejemplo, un señor de la delirante organización “Sin mota somos más”, se aventó la lindeza de decir que él conocía a alguien que usaba lentes de fondo de botella por fumar mariguana. Un tedio…