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Granados Chapa *Raúl Trejo Delarbre Sociedad y poder Emeequis 07/09/2008

Emeequis, 8 de septiembre

Mostrador

Miguel Ángel Granados Chapa, el periodista mexicano más destacado de nuestros días, está recibiendo numerosos, justos y pertinentes reconocimientos. El jueves pasado en el Centro Cultural Universitario la exhibición de la película “Voces Silenciadas, Libertad Amenazada”, dirigida por Maricarmen de Lara, fue motivo para que la Asociación Mexicana de Derecho a la Información le hiciera un homenaje al columnista de Reforma y fundador de numerosas publicaciones durante las décadas recientes.

En junio, en el llamado Paseo de los Periodistas Ilustres en la Delegación Venustiano Carranza, fue develado un busto de Granados Chapa. Y la próxima semana, comienza en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales un ciclo de mesas redondas inspiradas en las enseñanzas de ese periodista.

Hace un año la conmemoración de los 30 años de Plaza Pública, la columna que escribe Granados Chapa, fue motivo para otra oleada de reconocimientos. La persistencia de un espacio editorial siempre es oportunidad de congratulación. Pero lo es más la perseverancia del trabajo periodístico singularizado por la inteligencia crítica, la investigación escrupulosa y, por añadidura, a cargo de una pluma elegante y ágil. Esos atributos han sido celebrados durante largo tiempo por los numerosos lectores de Granados Chapa.

Los reconocimientos recientes son suscitados por otras circunstancias. Granados Chapa está cumpliendo 45 años como periodista profesional desde que, a los 22 años, comenzó como reportero en el semanario Crucero. Pero además, se acaban de cumplir cuatro años del juicio que mantiene contra él y otros periodistas un individuo llamado Gerardo Sosa Castelán, que actualmente es diputado por el PRI.

Sosa Castelán ha sido dirigente sindical y estudiantil, así como rector en la Universidad Autónoma de Hidalgo; más tarde fue dirigente estatal del PRI y en dos ocasiones ha sido diputado federal. Sus maniobras harto discutibles, el clientelismo que ejerció primero para ser rector sin méritos académicos notables y luego para estar a la cabeza de un conocido grupo de presión política, son bien conocidos entre los hidalguenses.

En 2004 parte de esa trayectoria, especialmente en la Federación de Estudiantes de la UAH, fue documentada en el libro La Sosa Nostra. Porrismo y gobierno coludidos en Hidalgo, de Alfredo Rivera Flores y publicado por Miguel Ángel Porrúa. Granados Chapa, que suele estar al tanto y con detalle de la vida política en estado natal, escribió el prólogo.

Ofendido con ese libro y sin reparar en las muchas ofensas que él mismo ha infligido en su desempeño público, Sosa Castelán demandó judicialmente al autor del libro y al autor del prólogo, así como a la casa que lo editó, el taller que hizo la tipografía y hasta al diseñador de la portada y al fotógrafo que tomó la imagen suya que aparece en la cuarta de forros de ese volumen. Tan desproporcionada demanda, lejos de haber sido resuelta con rapidez si hubiera prevalecido un mínimo de sensatez judicial, ha sido demorada por Sosa Castelán y sus abogados durante ya más de 4 años.

En el transcurso de esos 1500 días Granados Chapa, sus codemandados y la empeñosa abogada Perla Gómez Gallardo, del grupo Libertad de Información México A.C., han tenido que peregrinar de una audiencia a otra, en un proceso innecesariamente prolongado. La tortuosidad de ese litigio ha permitido suponer que el juez 29 de lo Civil del DF, Miguel Ángel Robles Villegas, ha estado favoreciendo a Sosa Castelán al mantener abierta la recepción de pruebas, negándose a dictar sentencia. El Consejo de la Judicatura del Distrito Federal está revisando el caso para determinar si el juez ha incurrido en una demora arbitraria para incomodar a Granados Chapa y el resto de los demandados.

Tales circunstancias hacen de los homenajes a ese periodista hidalguense motivo de solidaridad gremial, ciudadana y personal, además del reconocimiento profesional que significan.

Todos los miércoles a las 5 de la tarde, entre el 17 de septiembre y el 29 de octubre, en el auditorio Flores Magón de la FCPyS en Ciudad Universitaria, habrá mesas redondas para examinar el ejercicio y la formación de los periodistas, así como el desarrollo de los medios de comunicación en México a partir de la nutrida y fructífera obra de Miguel Ángel Granados Chapa, a quien hay motivos abundantes para llamarle maestro.

Obama y McCain en línea *Raúl Trejo Delarbre Revista nexos No. 368 • Agosto de 2008

Internet se consolida como un medio imprescindible para la comunicación masiva de nuestros días y, por ello, la política democrática se procesa y se refleja con mayor intensidad en la llamada red de redes. La comunicación en línea puede ser determinante, por primera vez, para definir la elección presidencial de este año en Estados Unidos. Raúl Trejo, agudo y riguroso conocedor de internet, explica los usos de este recurso que se hacen en la campaña presidencial norteamericana.

Es imposible saber cuántas simpatías le redituó, pero sin duda la heterodoxia de la campaña protagonizada por el ahora aspirante demócrata a la presidencia de Estados Unidos quedó subrayada con el video I got a crush… on Obama (algo así como estoy fascinada con Obama) que comenzó a circular en internet en junio de 2007. Amber Lee Ettinger, una guapísima modelo de 25 años, aparece allí revoloteando alrededor de imágenes de Barack Obama mientras canta su embeleso con una melodía muy pegajosa.

El video de la Obama Girl no lo produjo la campaña del senador por Illinois sino el grupo Barely Political, dedicado a realizar parodias con videos en línea. La voz que se escucha en la canción no es de la señorita Ettinger, que hace play back.

Pero no importa: nadie contemplaba el video debido a sus peregrinas implicaciones políticas sino por el mundano gusto de ver a la Chica Obama. Ella se convirtió en celebridad instantánea y el entonces precandidato recibió toneladas de propaganda involuntaria. En el transcurso de un año, el video fue visto nueve millones de veces tan sólo en YouTube.

La campaña rumbo a las elecciones de noviembre en Estados Unidos evidentemente pasa por internet. Nadie puede estimar qué tanto influirá la intensa propagación de videos, blogs y sitios en la red que hacen alusión a los candidatos presidenciales. Pero es claro que gran parte de la publicidad favorable y adversa que reciben esos personajes políticos surge y se desparrama en línea, para en ocasiones brincar después…

La cultura en línea El rezago digital *Raúl Trejo Delarbre Revista nexos No. 362 • Febrero de 2008

A fines de 2007, 20% de los habitantes de América Latina tenía acceso a la red. En México, si hemos de atender a los optimistas datos oficiales, en ese año habría cerca de 23 millones de usuarios,1 que constituían algo menos del 22% de los cerca de 106 millones de habitantes en el país. Es una cifra alta si tomamos en cuenta que, de acuerdo con las mismas fuentes, en el transcurso de siete años los usuarios de la red casi se quintuplicaron, para pasar de algo más de cinco millones en 2000 a los ya mencionados 23 millones. Pero siguen siendo pocos si reconocemos que casi ocho de cada 10 mexicanos carecen de ese servicio.

Si las conexiones y la instalación de equipo aumentaran durante los siguientes años al mismo ritmo que lo hicieron en lo que va del siglo XXI, antes de una década tendríamos una cobertura casi total de internet en este país. Sin embargo, tanto la experiencia internacional como el reconocimiento de la capacidad actual de la infraestructura mexicana y el simple sentido común permiten recordar que, después de haber llegado a un límite de eficacia, esos recursos crecen de manera más lenta. Sin embargo, el gobierno federal dice que, para 2012, 70 millones de mexicanos serán usuarios regulares de internet.2 De ser así, México se convertiría quizá en la nación con más intenso crecimiento en la cobertura de ese servicio en tan sólo un lustro. Entonces podríamos hablar, con certeza, de un país plenamente incorporado a la sociedad de la información.

Por desgracia, no hay sustento suficiente para compartir esa esperanza de las autoridades mexicanas en materia de telecomunicaciones. En América Latina el país con mayor cobertura de internet es Chile (43% a fines de 2007), seguido de cerca por Argentina y Uruguay (34%).3 En todo el mundo, por lo general, el desarrollo de la red ha sido posible gracias a la existencia de políticas nacionales (y a veces, como en Europa, además regionales) que han incluido programas de gobierno para promover infraestructura en áreas que para las empresas privadas no son tan rentables como las grandes ciudades. Han existido regulaciones de los precios, así como de la competencia en las telecomunicaciones. Y en la mayoría de los casos se ha impedido que una sola entidad privada controle o acapare la oferta de servicios en ese campo.

Nada de eso ha ocurrido en México. La postura gubernamental en el terreno de las telecomunicaciones ha sido la ausencia de política, con la esperanza de que la inversión privada subsanaría la ausencia de inversiones y regulaciones suficientes por parte del Estado. Los mexicanos que en 2007 tenían acceso a internet en sus domicilios alcanzaron ese privilegio a costa de pagar una de las tarifas más altas que existen para dicho servicio en todo el mundo. En la primavera de ese año, el costo mensual de un megabite por segundo era de 27 centavos de dólar en Japón, 1.64 dólares en Francia, 3.33 dólares en Estados Unidos, 6.50 en Canadá, y 12.50 en España. Por ese mismo servicio, los mexicanos pagábamos 60.01 dólares.4

e-México, desigual e insuficiente

Nos referimos esencialmente a la red de redes porque constituye, como hemos señalado en otro sitio, la columna vertebral de la sociedad de la información.5 Por ella pasan los archivos de audio y/o video que, una vez descargados, pueden ser transportados y utilizados en dispositivos portátiles como el Ipod, lo mismo que las películas que cada vez resulta más frecuente bajar de internet para mirarlas en la pantalla casera.

En México solamente hasta la administración del presidente Vicente Fox, y con grandes limitaciones, existió un programa específico para el desarrollo de internet. El proyecto e-México consistió, fundamentalmente, en la concentración de los recursos informáticos del gobierno federal, tanto en línea como en la infraestructura computacional que podía estar a disposición de los ciudadanos. El primero de esos aspectos significó la creación de una identidad común y la organización de ligas a docenas de sitios gubernamentales a partir de un portal centralizador ubicado en www.e-mexico.gob.mx. La segunda tarea fue la instalación de siete mil 200 centros comunitarios digitales (CCDs) en todo el país.

Los CCDs, habilitados con computadoras y conexiones a internet, pudieron haber sido un poderoso eje para el desarrollo de una extendida cultura digital entre los ciudadanos. No obstante, muchos de ellos carecían de instalaciones y equipamiento eficientes y, sobre todo, su creación no estuvo acompañada de proyectos de capacitación tanto para el personal que los atendería como para sus posibles usuarios. En la gran mayoría falta mantenimiento técnico y no hay proyectos para actualizar las computadoras allí instaladas. Se ha estimado que, hacia el final de ese sexenio, una quinta parte de tales centros habían estado fuera de servicio.6 El investigador Scott S. Robinson ha considerado que los centros digitales y los sitios en internet del programa e-México tuvieron más desventajas que aportaciones, entre otras causas debido a que pocos gobiernos municipales se interesaron en aprovecharlos para difundir información útil a sus ciudadanos y ese proyecto dependió del software del consorcio Microsoft, cuando pudo haber utilizado programas de código gratuito o libre.

Espacio para irradiar y hacer cultura

Los productos culturales que se encuentran definidos fundamental o exclusivamente por el afán mercantil abarrotan las redes informáticas de la misma manera que han colmado, antes, las programaciones de los medios de comunicación tradicionales. En la red, los criterios que determinan la popularidad de un producto cultural son tan flexibles como el interés que pueda suscitar entre audiencias cada vez más heterogéneas y que por lo general tienen parámetros de calidad complacientes. Internet es plataforma de difusión pero, al mismo tiempo, espacio de creación, experimentación y confrontación de propuestas culturales. En sus imbricaciones con la cultura internet tiene, entre otros, los siguientes rasgos.7

1. Internet reproduce contenidos culturales y de otra índole de los medios convencionales (televisión, prensa, radio). La prensa mexicana en línea se ha extendido con tanto éxito en la red que varios de los sitios más consultados y originados en este país (especialmente www.eluniversal.com.mx y www.jornada. unam.mx) son mantenidos por algunos diarios de la ciudad de México. Por lo general, se trata de la simple reproducción de contenidos que esos medios difunden por cauces tradicionales. En 2005 la profesora Lizy Navarro Zamora compiló un inventario que da cuenta de la existencia de por lo menos 300 medios mexicanos en línea.8

2. Internet es en sí misma medio de comunicación, con posibilidades de interactividad, acceso y especialización que no tienen los medios tradicionales. Sin embargo, el periodismo que se hace en la red —y esta apreciación podría ampliarse a muchas otras formas de creación y/o difusión cultural— no suele aprovechar esas opciones. Sus mensajes siguen siendo, en lo fundamental, unilaterales y sin facilidades para que lectores, radioescuchas o televidentes de tales contenidos se conviertan, a su vez, en productores de sus propias comunicaciones. En otros países —el ejemplo de Gran Bretaña en este campo es tan pionero como en la radiodifusión abierta— los medios de carácter público ofrecen espacios en línea para que sus audiencias discutan e incluso coloquen sus propios textos, audios y videos. En México ha sido de la televisión comercial de donde han surgido iniciativas de modesta pero vistosa interacción. En 2007 el periodista Carlos Loret de Mola, conductor del noticiero matutino en el Canal 2 de Televisa, abrió un espacio para la presentación de videos y fotografías enviados por los televidentes.9

3. En internet se desarrollan o amplían formas de expresión e intercambio de productos culturales que aprovechan la versatilidad de formatos, así como la intemporalidad y la ausencia de barreras geográficas que tiene la red. El talante colaborativo que suele haber en internet permite que sus usuarios hagan consultas, pidan ayuda y se ofrezcan respaldo en asuntos de toda índole, entre ellos, cuando requieren apoyo en tareas culturales. Un aficionado a la guitarra, por ejemplo, puede solicitar información acerca de una partitura y si lo hace en un espacio adecuado para ese tema es altamente posible que la obtenga en poco tiempo.10

4. Internet puede llegar a localidades remotas o a comunidades que experimentan alguna forma de marginación y en donde no se difunden otros medios. Aunque requiere de infraestructura que no todos tienen, la red es una opción de comunicación e intercambio cultural en sitios lejanos de las zonas urbanas gracias a redes satelitales e inalámbricas que cada vez tienen mayor capacidad para conducir contenidos digitales. En septiembre de 2007, el Congreso Nacional de Comunicación Indígena que se reunió en la ciudad de México reconoció en una de sus resoluciones: “los comunicadores indígenas entendemos el proceso de comunicación en su sentido más amplio, con todas las formas posibles, desde las tradicionales de cada uno de nuestros pueblos, así como la prensa, la radio, la televisión, la Internet, cine y video”.11

5. Internet permite abrir espacios para la reflexión y la evaluación crítica de todas las formas de expresión cultural. Los aficionados y creadores en las más diversas manifestaciones culturales (cine, literatura y artes plásticas, y desde luego televisión o radio) tienen numerosas opciones para discutir, contrastar y difundir opiniones. Los espacios para deliberar acerca de estos temas en los principales sitios de chats y/o de foros en línea son de los más frecuentados.

6. Internet es el repositorio más amplio que existe para conservar, propagar, reproducir y compartir productos culturales. En el otoño de 2007 había aproximadamente 128 millones de sitios en la World Wide Web.12 Cada sitio tiene una o muchas más páginas. Si indagamos en el buscador Google cuántas referencias tiene inventariadas con la palabra cultura, encontraremos que había, según ese recurso digital, 65 millones 200 mil páginas en las que apareció ese término.13Cuando buscamos los términos “cultura” y “México”, los resultados se acotaron a un millón 460 mil. Eso no significa que haya tal número de páginas con contenidos de calidad. Pero esa cifra indica alusiones, conversaciones, construcciones, apropiaciones y circulación de contenidos relacionados con las más diversas concepciones del quehacer cultural.

7. Internet propicia, imbricada con dispositivos de registro de contenidos digitales, nuevas formas de expresión multimedia. La versatilidad de los lenguajes digitales permite desarrollar formas de expresión creativas, en todos los campos del arte, que no serían posibles en los formatos convencionales. Hay tantos artistas mexicanos que han incursionado en el diseño, las artes gráficas y la fotografía digitales que resultaría muy extenso un inventario de su presencia en internet. Valga señalar que la amplia diversidad de galerías digitales ya disponibles en línea y sobre todo el hecho de que cada creador puede montar sus propias exposiciones tan sólo con armar un blog, permiten una difusión que nunca antes tuvieron las creaciones de carácter plástico. En otros terrenos, también ha sido posible desarrollar experiencias de literatura colectiva, entre ellas varias novelas.

8. Internet facilita la apropiación de productos de carácter multimedia y nuevas formas de consumo. Los Ipods y otros artefactos para la reproducción portátil de archivos en formatos como el mp3 se han convertido en una de las más contemporáneas y versátiles formas de apropiación cultural. Esa utilización de productos culturales implica desafíos inéditos al concepto y las consecuencias del concepto de derecho de autor. Los dispositivos portátiles, además, se están convirtiendo en destinatarios de creaciones audiovisuales específicamente producidas para ser difundidas en ellos a través de archivos en formato podcast.

9. Internet permite difundir, más allá de los cauces tradicionales, la actividad de artistas y creadores. El carácter abierto de la red permite la propagación de contenidos de toda índole con la misma posibilidad de llegar a internautas en las más variadas latitudes. Por ejemplo, el sitio MySpace, originalmente creado para colocar bitácoras personales de jóvenes estudiantes, ha sido aprovechado por músicos de todo el mundo con tanto éxito que su presencia allí ha sido motivo de interés periodístico: “El fenómeno de MySpace ha resultado benéfico para muchos músicos mexicanos, no sólo a los que viven en el país, sino a quienes han emigrado a distintas partes del mundo. Bandas como Bengala, Los Dinamyte y los tapatíos Porter han creado una fiel legión de seguidores en el ciberespacio. Son muy pocos los grupos que no utilizan esta herramienta, popularizada debido a la falta de espacios en compañías discográficas. MySpace ha servido no sólo para dar a conocer artistas, sino para mantener la carrera de algunos que por distintas razones se encuentran inactivos, como el caso de Sussie 4, que debido a un pleito legal con su primera disquera se mantuvo sin presencia discográfica más de dos años, pero en este sitio se colocó material para mantener el interés de todos sus fieles seguidores”.14

83 millones sin blogs ni chat

De los aproximadamente 23 millones de internautas mexicanos que de acuerdo con las estimaciones ya mencionadas habría en 2007, se calculaba que 15 millones han subido fotos o video a internet. Seis millones de esos 23 han colocado o visto videos en YouTube. 13 millones dicen tener una página personal. Ocho millones aseguran que el sitio de páginas personales que visitan con más frecuencia es MySpace. 18 millones han leído blogs.15 No sabemos con certeza qué contenidos son los que consumen en esos videos, sitios y bitácoras. Pero podemos suponer que esos internautas son fundamentalmente espectadores de los audiovisuales y textos que otros han colocado, más que autores de sus propias opiniones, reflexiones y creaciones.

Independientemente de lo que hagan o de lo que dejen de contribuir, consumir o crear en línea, esos hipotéticos 23 millones que incursionan en la red constituyen una presencia importante pero insuficiente. Junto a ellos hay al menos 83 millones de mexicanos que no navegan, chatean, bloguean ni se asoman a YouTube porque no tienen facilidades técnicas ni materiales para ello. Los escritores, músicos, fotógrafos, videoastas y, en general, los ciudadanos del mundo mexicano de la cultura que han quebrado inercias para aventurarse en los senderos del ciberespacio, se encuentran entre los pioneros que exploran y conquistan territorios en donde podría haber más y quizá mejores expresiones del quehacer artístico y el pensamiento en este país. Resulta imprescindible, para garantizar la creatividad que ahora despliegan y la que seguramente podrán extender y ejercer con más asiduidad, que se mantengan las libertades que han sido piedra de toque en el desarrollo inicial de internet. También es necesario reconocer que, entendidos en su acepción más amplia, los derechos sociales de los ciudadanos —y, así, la construcción de una plena ciudadanía— requieren del cumplimiento del derecho a la comunicación del cual forma parte el acceso con calidad, libertad y seguridad a la red de redes informáticas. n

1 Primer Informe de Gobierno del presidente Felipe Calderón Hinojosa. “Servicios de radiocomunicación y usuarios de internet”, en Estadísticas nacionales, septiembre de 2007. Disponible en: http://www.informe.gob.mx/ESTADISTICAS_NACIONALES/ ?contenido=288 La información de esta fuente estimaba que en 2007 habría 22 millones 813 mil usuarios de internet.

2 “México, líder mundial en centros comunitarios digitales: Del Villar”. Comunicado de prensa no. 122 de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, 21 de septiembre de 2007. Ese documento recoge declaraciones del subsecretario de Comunicaciones, Rafael del Villar Alrich.

3http://www.internetworldstats.com Consultas realizadas en septiembre de 2007.

4Datos recopilados por Daniel K. Correa, “Assessing Broadband in America: OECD and ITIF Broadband Rankings”, The Information Technology and Innovation Foundation, April 2007. Disponible en: http://www.itif.org/files/BroadbandRankings.pdf Estos datos incorporan la reducción de precios que Telmex, en México, estableció en su servicio de internet durante el primer semestre de 2007. Antes de dicho ajuste la conexión de banda ancha que vende esa empresa costaba casi el doble.

5Raúl Trejo Delarbre, Viviendo en El Aleph. La sociedad de la información y sus laberintos, Gedisa, Barcelona, 2006.

6/sup> Scott S. Robinson, “Después de e-México: una propuesta”, en Scott Robinson, Héctor Tejera y Laura Valladares (coords.), Política, etnicidad e inclusión digital en los albores del milenio, Miguel Ángel Porrúa-UAM Iztapalapa, México, 2007, p. 367.

7 En este inventario seguimos, adaptándola para la circunstancia mexicana, la descripción de rasgos culturales de internet que hicimos en el ensayo “Internet en el espacio público iberoamericano. Redes digitales en la cultura y la comunicación iberoamericanas. Apuntes para una agenda de cooperación”, que forma parte del libro, coordinado por Enrique Bustamante, La cooperación cultura-comunicación en Iberoamérica (título provisional) que será editado por Gedisa.

8 Lizy Navarro Zamora, Comunicación mexicana en Internet. Guía de medios en línea, Fundación Manuel Buendía-Universidad Autónoma de San Luis Potosí, México, 2005, p. 52.

9 http://enviayreporta.esmas.com/noticieros

10 El sitio artelinkado.com, creado por guitarristas de España y México, ofrece espacios para discutir temas relacionados con ese instrumento y su música y permite intercambiar partituras y recomendaciones entre sus aficionados: http://www.guitarra.artelinkado.com

11 Declaración del Congreso Nacional de Comunicación Indígena. Reproducida en el sitio web de Radio Jenpoj, radio comunitaria mixe, cuyas transmisiones en Tlahuitoltepec, Oaxaca, son amplificadas a través de internet: http://www.radiojenpoj.org/

12 Netcraft, “August 2007 Web Server Survey”, http://news.netcraft.com

13 Búsquedas en Google.com realizadas en septiembre de 2007.

14Franco Daniel Gómez, “MySpace oportunidad en internet”, El Universal, México, 27 de noviembre de 2006.

15 Asociación Mexicana de Internet, AMIPCI, c

Los partidos se emancipan de los poderes fácticos * Ricardo Becerra La crónica de hoy 10/09/2007

México necesita una reforma electoral, tanto como una reforma fiscal. Si ésta es urgente como operación de puro salvamento a Pemex y como giro que permita esquivar una previsible crisis financiera de final de sexenio, la primera es impostergable, si queremos liberar a la democracia mexicana de su enferma dependencia de los medios de comunicación. Y si se fijan bien, ambas, son síntomas del mismo mal: la debilidad extrema del Estado frente a los poderes privados.

Ha sido muy estudiada la legendaria resistencia de la clase acomodada en México, a la contribución fiscal y la resignación de los secretarios de Hacienda a tal fatalidad (denunciada con ironía por José Alvarado ¡en 1953!). Menos conocida —y compartida— es la temprana deformación de la competencia democrática en México. Detengámonos en ella.

La última gran reforma electoral de 1996 solucionó los problemas más importantes de la financiación, la competitividad y la equidad entre los partidos políticos; reconoció la debilidad con la que enfrentaban a la descomunal maquinaria del PRI y, aumentando los recursos públicos, contribuyó a la consolidación del sistema de partidos. Por primera vez, desde la Constitución, se dio una pauta general que dibujó un “modelo de financiamiento” a los partidos con tres objetivos centrales: plena supremacía al financiamiento público sobre el financiamiento privado; equilibrar la competencia durante las campañas y posibilitar un examen más incisivo y profundo de las estructuras contables (gracias a ellas, México protagonizó los episodios de rendición de cuentas y sanción documentada más importantes en la historia de las elecciones en el mundo: Pemexgate y Amigos de Fox). Si medimos la pertinencia o el éxito de la reforma por lo que ella se propuso y por lo que logró, la de 1996 debe ser juzgada muy positivamente, pues todos sus objetivos fueron resueltos.

No obstante, estas soluciones trajeron nuevos demonios, problemas imprevistos y altamente corrosivos. La competencia democrática de México se adulteró a unos años de nacida porque se trasladó y se hizo completamente dependiente de los grandes medios de comunicación electrónica, lo que a su vez desató el resto de nuestras peores enfermedades políticas: 1) el encarecimiento imparable de las campañas; 2) un debate político que se empequeñece hasta volverse ramplón desfile de spots; 3) la pendiente que obliga a los políticos a lanzarse cada tres años en busca de más y más dinero —no importa quien o quienes los financien— para costear sus largas y mediáticas contiendas, lo que fomenta decenas de incentivos para una corrupción sistémica, 4) el condicionamiento de las televisoras y radiodifusoras a los actores involucrados (una compra masiva de spots garantiza la aparición en noticieros; si los políticos toman las decisiones convenientes, los contemplarán millones a través de las frecuencias así favorecidas), y lo peor, 5) los intereses mediáticos hicieron rendirse al Ejecutivo —recuerden el decretazo de Fox—, y al Congreso mismo, capturando la función legislativa y provocando increíbles normas al modo de sus planes de expansión —allí están las malhadadas leyes de Telecomunicaciones y la de Radio y Televisión.

Los partidos se transmutaron en ingentes transmisores de recursos públicos a las corporaciones electrónicas privadas. Desde 1997, el año 2000, 2003 y 2006, el flujo de dinero del erario a esas compañías no cesó de crecer, hasta representarles ganancias equiparables a las de un año con mundial de futbol. Así las cosas, el “modelo de campaña” acabó poniendo en el centro a los medios de comunicación y los convirtió en demiurgos o verdugos de candidatos, de partidos incluso, y por esa vía, les fue dado un enorme poder más allá del económico, para concentrar un nuevo tipo de poder político.

Por todo esto, es que tiene tanta importancia la reforma electoral en curso. Constituye una auténtica operación de Estado, no solamente porque representa un gran acuerdo de las principales fuerzas políticas de México representadas en el Congreso de la Unión (y que resulta tanto más saludable luego del período de aguda confrontación el año pasado); no sólo porque corrige las deformidades principales de la democracia moderna, sino también y sobre todo, porque constituye un esfuerzo por emancipar a los partidos, a los políticos y a la política a secas, del férreo señorío impuesto por los poderes mediáticos.

Del desenlace de esta operación dependerá el destino del sexenio de Felipe Calderón (que en su primer año habrá roto el ostión de las reformas importantes) y por la vía de los representantes constitucionales, habríamos alcanzado un nuevo acomodo entre los poderes del Estado y los poderes fácticos.