Categorías
El debate público

Salario mínimo: el efecto «pagar por fuera»

Ricardo Becerra

La Crónica

10/07/2016

Mientras más tiempo transcurre, mientras el gobierno federal retrasa una medida madura y que reclama a gritos la propia economía nacional (se apaga ya el consumo interno) más evidencias se acumulan y muestran todas las deformaciones que generan salarios tan artificialmente deprimidos. Especialmente, salarios mínimos tan abusivamente bajos. Veamos.

La cosa apunta al corazón del sistema fiscal: resulta que una buena parte de los patrones en México sí están en condiciones de pagar bastante más que los miserables 73 pesos diarios. Pero lo hacen “por fuera» para que no quede registro y Hacienda no reciba lo que debería, por ley.

Un escenario borroso, a medio camino entre la ilegalidad y la informalidad (ver Reforma 5 de junio, indagatoria de Veronica Gazcón).

Como las prestaciones y los impuestos dependen del salario declarado, estos se registran en el mínimo posible para que IMSS y pensiones por ejemplo, también se queden en niveles rematadamente bajos o -como es el caso- queden incluso exceptuados de impuestos.

Está sola realidad -consecuencia directa de decretos gubernamentales- echa por tierra la hipótesis escolar de que los salarios dependen solo de la productividad: no, los salarios son determinados en un acuerdo institucional, en un contrato entre personas de carne y hueso y no siguiendo una «fórmula objetiva» donde se intersectan dos curvas dibujadas a conveniencia, en el pizarrón.

Tenemos que volver a la economía clásica (y a Sraffa, si, Sraffa) para entender lo que está pasando en la economía mexicana real: es muy probable que el círculo vicioso de bajo crecimiento y alta desigualdad (Ros dixit) empiece allí, en los salarios y que su nivel enanizado, deforme muchas otras cosas de nuestra economía tanto como de nuestra sociedad.

Ni los impuestos se salvan de esa distorsión provocada desde el propio gobierno (vía Conasami).

En un artículo reciente publicado en la Revista Internacional de Estadística y Geografía (http://www.inegi.org.mx/RDE/rde_17/doctos/rde_17_opt.pdf) se diseccionan millones de datos para medir y corroborar la verdadera magnitud de los ciudadanos cuyos salarios dependen del piso mínimo; no sólo los que ganan el salario mínimo, sino los que andan cerca. El resultado es que el mercado laboral mexicano ya se acostumbró a pagar en números de salarios mínimos, por lo tanto, mientras el múltiplo sea tan ridículo (73 pesos), ganar dos veces el mínimo ¡tampoco alcanza para salir de pobre! Y tres es ya un sueldazo de 6,570 pesos al mes.

De modo que, según el estudio citado, más de 10 millones de mexicanos son afectados por el decreto del salario mínimo y esa bajeza, abre un boquete en muchos frentes, incluyendo el hacendario: pagar “por fuera» en detrimento de prestaciones, IMSS, pensiones, aguinaldos e impuestos exceptuados. Una gran simulación montada sobre el remedo del salario mínimo bajísimo.

¿Quieren encontrar una causa real de la crisis del seguro social, de la flaqueza de los fondos de pensiones, de porqué solo el 39 por ciento de mexicanos tiene una cuenta bancaria? Por qué no queda dinero para ahorrar, porque las empresas si pueden pagar más, pero “por fuera», sacando ventaja tras ventaja del bajísimo salario mínimo decretado por autoridades miopes.

A todos los argumentos a favor del alza de los mínimos, aquí aparece otro. Me pregunto qué piensa el señor Videgaray.