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El debate público

Salarios mínimos: cambiar el procedimiento

 

 

 

Ricardo Becerra

La Crónica

09/12/2018

 

No. Ni el sultanato de los Emiratos Árabes, ni Tonga, ni Somalia, ni Ruanda, ni Naurú y tampoco Namibia tienen la extravagante costumbre de fijar salarios mínimos. Otros 150 países, sí.

¿Por qué existe esa línea de intervención estatal y pública? Porque en las  condiciones “naturales” de la economía de mercado el que contrata tiene todas las de ganar: horario, condiciones, despido y, por supuesto, sueldo. Y como la condición humana no es la bondad, entonces se debe intervenir para que ningún patrón abuse de la vulnerabilidad del trabajador al que contrata. Y por eso existe el salario mínimo: nadie puede pagar menos (abajo de cierto umbral) en una sociedad que se respete y pretenda proteger al más débil.

En nuestro México bárbaro (especialmente el de las últimas tres décadas y media) el salario mínimo ha sido usado para otra cosa: contener, reprimir, atar los salarios y así lograr dos objetivos simultáneos: “atraer inversión” (mano de obra muy barata, ahora más barata que la china) y eludir la inflación (como el poder adquisitivo es tan pequeño, subir los precios es un mal negocio, a muy pocos alcanza).

Así nos fue: un bajo crecimiento, más pobres —pobres que trabajan— y un mercado interno anémico. Por eso, si es que el neoliberalismo va a ser sustituido por otra cosa, hay que empezar por el salario, y por el salario mínimo que “emite una señal” al resto: se deben repartir de otro modo los beneficios de la actividad económica, ahora, un poco más a favor de quienes trabajan y de sus salarios.

Ayer mismo la nueva Secretaria del Trabajo lo anunciaba: esa trayectoria deprimente cambiará a partir de este mes, cuando se decrete el mínimo de 2019 https://elpais.com/internacional/2018/12/07). 

Ojalá el aumento no sea un mero reflejo de la “inflación esperada”, pero también que el modo en que se decreta cambie para siempre, y hay muchos ejemplos en el mundo.

Más de 150 países disponen la obligatoriedad del salario mínimo, pero puede decirse que existen tres grandes esquemas o “modelos” institucionales:

1.- El modelo de negociación colectiva con actores sociales (empleadores y trabajadores): el mínimo es negociado y determinado directamente por acuerdo de sindicatos y empresarios. El gobierno simplemente ratifica y da validez legal. O bien, el salario se determina en un cuerpo tripartita con representación igualitaria. En ocasiones, expertos independientes participan en las negociaciones sin derecho a voto. Este esquema incluye a países como Alemania (desde 2015), Argentina, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú, Turquía, Grecia. En México, como se sabe, esto se volvió una simulación.

2.- El modelo estatal-gubernamental: una o varias instituciones del Estado fijan el salario mínimo, sin intervención ni consulta formal con actores sociales. Es una decisión gubernamental, aunque en países presidenciales como Estados Unidos se requiere la aprobación del Poder Legislativo. En algunos casos, la determinación del salario por parte del gobierno sigue reglas preestablecidas, de modo que es una decisión política delimitada por ciertos parámetros o fórmulas (predefinidos). Incluye países como Bolivia, Brasil, Chile, Uruguay, Israel, Holanda, Estados Unidos.

3.- El modelo de consulta: el gobierno tiene la facultad de determinar directamente el salario, previa consulta formal pero no vinculante con empleadores, trabajadores y otros actores, especialmente expertos economistas. La consulta ocurre normalmente a través de comisiones legislativas. Este esquema incluye países como Canadá, Francia, China, Japón, España, el Reino Unido. Se trata de un esquema híbrido en el que existe participación de actores sociales, pero el gobierno se reserva el derecho a establecer el salario.

Volvamos al principio: la determinación del salario mínimo no puede seguir siendo una arbitrariedad dictada desde el Banco de México o desde Hacienda, sino el valor que la sociedad reconoce en el trabajo poco calificado, pero legal y honesto.

Nuestra “Comisión Nacional” ha violado 35 años este precepto y la Constitución, sin despeinarse. Tan importante es el nuevo monto del salario mínimo (que alcance para desayunar, comer y cenar) como el procedimiento que lo decretará en adelante.

Discreta pero decisivamente —en el salario mínimo— radica uno de los grandes cambios económicos, sociales y morales de México.