Categorías
El debate público

¿Y si gana Trump?

María Marván Laborde

Excélsior

18/08/2016

Casi todos los días leemos en la prensa mexicana las razones con las que queremos convencernos de que es imposible que Trump gane las elecciones. Indignados por sus insultos, no nos explicamos su popularidad entre el electorado estadunidense.

La forma en la que arrebató la candidatura al Partido Republicano debería convencernos de que el elector racional no existe; ya lo vimos hace unas cuantas semanas, cuando ganó en las urnas británicas el Brexit.

Las torpezas cometidas por Trump después de la convención han movido significativamente las encuestas y las probabilidades de que gane hoy son muy bajas. De acuerdo con el sitio del New York Times, Clinton tiene 88% de probabilidades de ser la próxima presidenta y Trump sólo 12 por ciento.

Sin embargo, la exitosa confrontación de Trump en contra del sistema nos debería merecer algunas reflexiones, urge repensar la posición de México frente a su vecino y principal socio comercial.

Gane o pierda, habrá repercusiones para nosotros, especialmente en el ámbito económico. Podemos asegurar que el impacto golpeará la economía legal, aquella amparada por el Tratado de Libre Comercio, así como a la economía ilegal, la que ha desarrollado el narcotráfico.

En el ámbito económico legal, las señales de agotamiento de la era del neoliberalismo de Reagan y Thatcher son evidentes, no sólo en la economía estadunidense sino en el mundo en general. La desregulación de la economía impulsada en la década de los 80 llegó a su máxima contradicción con la crisis inmobiliaria de 2008.

Debido a esta crisis, un millón de familias se quedó sin casa. El ancla de la estabilidad económica de la clase media, el corazón del llamado sueño americano, está en que cada familia tenga como base de su patrimonio la casa en la que habita. Por eso esta crisis sigue impactando en la cotidianidad americana. ¡Qué ironía! Es la extrema derecha la que critica la desregulación y la apertura de fronteras, cuando esas fueron banderas de la derecha.

La era de los tratados de libre comercio está llegando a su fin. Si gana Trump buscará acelerar su agonía, pero lo cierto es que aun con Clinton pareciera que están en fase terminal. Hillary ya admitió que revisaría el TPP y nuestra canciller ha dicho públicamente que es hora de revisar el TLC.

Existen buenas razones para pensar que las fronteras empezarán a cerrarse. El libre tránsito de mercancías será cada vez menos libre y el tránsito de personas será cada vez más controlado. No olvidemos el fracaso de Obama con su prometida reforma migratoria.

Si bien podemos considerar que la construcción de un muro que vaya de Tijuana a Matamoros es un proyecto de difícil realización, lo cierto es que no estamos aprendiendo de la experiencia. Después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 las fronteras de Estados Unidos se cerraron. La porosidad de la frontera mexicana se hizo casi impermeable sin necesidad de muchos ladrillos.

Se redujo sustancialmente el flujo de mexicanos legales e ilegales que pudieron conseguir trabajo allende el río Bravo, disminuyeron drásticamente las remesas, aunque éstas han tenido momentos de recuperación. Lo más importante y nocivo para México fueron las dificultades para la economía ilegal de las drogas, el tráfico de la mariguana, la heroína, la cocaína y las anfetaminas se hizo mucho más difícil y, sobre todo, infinitamente más riesgoso.

La droga que dejó de fluir a Estados Unidos se quedó en México, esto propició un muy acelerado desarrollo del mercado interno y el enfrentamiento entre cárteles mexicanos. El recrudecimiento de la violencia no sólo tuvo su origen en la guerra declarada en 2006 por Calderón, él estaba respondiendo, bastante mal por cierto, a las consecuencias  del cierre de fronteras de esa economía paralela.

En noviembre, California votará en referéndum la liberalización total del consumo de mariguana. Eso cambiará, en uno de los estados más ricos de Estados Unidos, la lógica del mercado. Pregunto, ¿tenemos una estrategia en México? ¿Hemos analizado los posibles impactos que sobre la economía legal e ilegal tendrá todo esto? Los efectos de Trump ya son una realidad, con independencia de que gane o pierda.