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Boletín de prensa leído por Rolando Cordera Campos, asesor del FAP, en el Senado de la República

Fuente: Boletín de prensa del Senado de la República
octubre 2008.

Tengo la responsabilidad de hablar ante ustedes, por segunda ocasión, en nombre del Grupo Ciudadano que elaboró las iniciativas de reforma energética presentadas al Congreso de la Unión por los partidos del Frente Amplio Progresista.

Me corresponde presentar una evaluación de hasta dónde hemos llegado, al día de hoy; de lo que consideramos haber conseguido, de lo que todavía nos falta y, sobre todo, sugerir algunas tareas para más adelante, cuando las iniciativas de ley que ahora discute el Senado hayan sido aprobadas y promulgadas.

Quiero destacar, en primer término, que hemos llegado hasta aquí gracias a todos ustedes, los brigadistas del poderoso Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo, conducido con visión y talento por Andrés Manuel López Obrador. Sin ustedes no hubiera sido posible frenar, como se ha frenado, la ofensiva privatizadora contra Pemex.

Repasemos, muy brevemente, los hechos que han marcado este proceso, que ahora llega a un punto de flexión, entra en una nueva fase

El 8 de abril Calderón presentó un conjunto de iniciativas de clara intención privatizadora, que pretendían entregar a particulares, nacionales y extranjeros, las actividades centrales de la industria petrolera que la Constitución y las leyes reservan, en exclusiva, a la Nación. Pretendió, además, que esas iniciativas fueran aprobadas cuanto antes y el despojo se legalizara lo más pronto posible

La inmediata reacción de los legisladores del FAP y la fortaleza de este Movimiento arruinaron, por fortuna, esa pretensión. Se convino, entonces, en realizar un amplio debate nacional en el Senado de la República. Entre mayo y julio se escucharon las voces de numerosos especialistas. La mayor parte de los expertos independientes configuraron el consenso de que Pemex debería ser fortalecido como un organismo del Estado, palanca del desarrollo nacional.

A finales de julio apareció la iniciativa de un grupo de legisladores del PRI, que proponía un modelo de fragmentación extrema, de “balcanización” de Pemex, abriendo nuevos cauces a la participación de terceros en actividades sustantivas de la industria, como la refinación y los ductos.

Ante esta situación, ciudadanos que habíamos participado en los foros del Senado y que, como Grupo en Defensa del Petróleo, habíamos identificado los contenidos más negativos de las iniciativas privatizadoras, fuimos convocados por el dirigente de este Movimiento y por los legisladores del FAP a preparar una iniciativa ciudadana de reforma energética, que cerrara el camino a la privatización y fortaleciera Pemex. Esta propuesta fue presentada al Congreso el 27 de agosto por los legisladores del FAP. La presentación de la iniciativa ciudadana significó un vuelco en los debates de la reforma petrolera.

Tras casi dos meses de trabajos, se concluyeron, con acuerdo de todos los partidos, los dictámenes de las iniciativas que están ahora bajo examen del Senado de la República

Algunos de quienes participamos en el Comité Asesor del FAP expresamos ayer la opinión de que “hasta el momento, [el proceso] ha desembocado en un resultado que conjura el peligro privatizador, imposibilita los contratos de riesgo –desnudos o con disfraz– y elimina la mayor parte de las características más lesivas de la iniciativa oficial, [siendo, por tanto,] un resultado que puede respaldarse plenamente”. Repito: que puede respaldarse plenamente.

Sin embargo, no ha llegado el momento de cantar victoria y cruzarse de brazos. Nada de eso. Advertimos también que “será indispensable que el Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo, del que formamos parte, se mantenga alerta y en pie de lucha para frustrar los intentos privatizadores que pueden manifestarse tanto en las etapas restantes del proceso legislativo de la reforma petrolera como más adelante [y también] para impulsar una política de largo aliento dirigida a constituir a Pemex como un organismo plenamente integrado”

Como antes dije, el Comité de Defensa del Petróleo identificó los puntos más peligrosos de las iniciativas privatizadoras y los denominó “las trece líneas rojas de la reforma petrolera”.

De acuerdo con nuestro análisis, al elaborar los dictámenes, se logró:

-Evitar por completo ocho de esos trece peligros y se requiere ahora que nos aseguremos que los compromisos alcanzados para evitarlos se cumplan en la realidad;

-Se sortearon en forma parcial otros tres peligros, por lo que es necesario persistir para que se corrija el sesgo exportador que se ha impuesto a la actividad petrolera, para restituir un Pemex plenamente integrado y para lograr que su Consejo de Administración se constituya en forma más democrática y representativa;

-No fue posible, a pesar de los esfuerzos empeñados, borrar dos de las trece líneas rojas y, en consecuencia, es indispensable insistir, en el debate legislativo y en otros foros, en que la regulación que se imponga a Pemex no sea más rigurosa y punitiva que la que se establece para los permisionarios privados en gas natural, y en que los llamados “bonos ciudadanos” no se conviertan en un instrumento para colocar el capital de Pemex en las bolsas de valores – esos casinos del capitalismo neoliberal.

Entre los ocho peligros que se logró conjurar destacan los dos siguientes:

-Se evitó que los particulares puedan construir, poseer y operar instalaciones de refinación y petroquímica básica, así como de transporte por ductos y almacenamiento de petrolíferos y petroquímicos básicos; y,

-Se estableció un régimen de contratos que impide por completo los contratos de riesgo, bajo cualquier nombre; que sujeta los contratos a la supervisión de la Auditoría Superior de la Federación; que limita al mínimo las adjudicaciones directas, y que, para los tres casos en que admite compensaciones, establece que éstas queden determinadas desde la firma del contrato.

Con todo lo conseguido, hay que mantenerse alertas y vigilantes. Corresponde a este Movimiento asegurarse de que el nuevo marco legal para Pemex se aplique sin desviaciones y contribuya, lo más posible a combatir la corrupción.

Se inicia una nueva fase para el Movimiento en la que la defensa del petróleo asumirá otras formas y contenidos. Entre ellos, menciono los siguientes:

-Vigilar las formas y modalidades que se determinen para la intensificación de la exploración y desarrollo de los yacimientos de Chicontepec, donde se requiere una auditoría ciudadana de lo que hasta ahora se ha hecho;

-Hay que mantener la movilización popular para asegurar que el aprovechamiento de las nuevas provincias petroleras en el Golfo de México no se realice de manera precipitada e irracional, para alimentar una exportación excesiva de crudo, sino cuidando un recurso que pertenece sobre todo a los mexicanos de la segunda mitad de este siglo;

-Hay que movilizarse a favor de la pronta reactivación de la petroquímica, larga y costosamente abandonada en los últimos decenios;

-Este Movimiento, en fin, puede convertirse en un poderoso y efectivo mecanismo de vigilancia ciudadana de la conducción y operación de nuestra industria petrolera.

Concluyo reiterando que, a juicio de quienes contribuimos a la formulación de la iniciativa ciudadana, es preciso respaldar con firmeza y sobriedad los resultados alcanzados hasta ahora en el proceso legislativo de la reforma petrolera; mantenerse alerta y en pie de lucha porque las intentonas privatizadoras seguirán manifestándose, y prepararse para responder a los desafíos que, a partir de la reforma, enfrenta el Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo, a cuyos nuevos éxitos estamos dispuestos a seguir contribuyendo, con modestia y convicción.